Un gran poder transformador

Una vez escuché que la gratitud abre el grifo de la gracia y de los dones de Dios. A decir verdad, lo escuché en negativo:

"La falta de gratitud cierra el grifo de la gracia y de los dones de Dios."

No sé que estará pensando el lector. Yo estoy completamente segura de que las dos cosas son ciertas. He observado también que la práctica de la gratitud no solo libera el caudal de dones y bendiciones sobre nuestras vidas. La gratitud produce una mentalidad generosa y forja un carácter humilde. La gratitud, que parece algo pequeño, insignificante y formal, si es auténtica, tiene un gran poder transformador sobre uno mismo y su entorno. La gratitud verdadera, la que va más allá de palabras, se traduce en una actitud deudora, dadora, que busca la oportunidad de servir y de gastar de lo suyo. Al agradecido se le impone la necesidad de corresponder de alguna manera y vive con la sensación de no ser suficiente lo que pueda dar o expresar. Un corazón empapado de gratitud es, al final, un corazón generoso y humilde. Un corazón agradecido suele valorar lo pequeño. No necesita grandes cosas para activarse. Detalles insignificantes o gestos de atención imperceptibles para los demás vienen a ser inolvidables para el agradecido. Se siente privilegiado, enriquecido y lleno.

Por el contrario, sin gratitud estamos insatisfechos, somos insaciables y nos sentimos vacíos. Nunca es suficiente. Vivimos como si no tuviéramos nada que dar (aunque no sea cierto). Vivimos en la miseria de nuestra queja y de nuestro descontento. La mentalidad de ingratitud vive como rodeada de "deudores" que no le dan lo que deberían darle. Exige: "Dame", y nunca se sacia. Su descontento creciente es un reclamo continuo de sus derechos imaginarios. Piensa, en su lógica, que se merece todo y que los demás tienen la obligación de satisfacerle. Valora lo que no tiene, desprecia lo que tiene hasta que lo pierde.

Sirva está pequeña meditación para darle hambre de vivir agradecido, centrado en toda bondad de Dios como dice Eclesiastés:

"Disfruta de lo que tienes en lugar de desear lo que no tienes; soñar con tener cada vez más no tiene sentido, es como perseguir el viento." Eclesiastés 6:9 (NTV)

Hay una canción que mueve mi vida a gratitud y me limpia de cualquier pensamiento contrario. Desearía compartirla con usted y le invito, amado lector, a cantarla hasta que todo su ser se convierta a una nueva manera de vivir y de pensar.

 Deseo para usted el comienzo de una vida de gratitud  como deudor eterno a Aquel que nos dio a su hijo Jesucristo.