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  • Sharon Mera

¡GRACIAS DIOS!

En una predicación, hace algunos meses, se nos habló de un hombre de Dios con una vida y un testimonio muy impactante, Adoniram Judson.

Adoniram recibió, a la edad de 24 años, ser misionero en una tierra muy difícil, y ante ojos humanos imposible de evangelizar, la India. Había mucha oposición para que él y su esposa pudieran vivir y predicar, así que terminaron yéndose a Birmania. Sin saber el idioma y con muchas dificultades para adaptarse y predicar el evangelio, tuvieron que aprender la cultura birmana y su idioma para empezar a compartir el Evangelio. Empezó a traducir la Biblia y a elaborar un diccionario birmano-inglés. Pasaron seis años hasta que se convirtió la primera persona y eran pocos los que al principio creyeron en Dios.

Al poco tiempo Inglaterra declaró la guerra a Birmania y Judson se vio envuelto en una confusión muy grande, lo declararon espía inglés, por lo tanto fue encarcelado y torturado durante casi dos años, enfrentándose a la enfermedad y a la muerte en varias ocasiones. Pero él siguió buscando a Dios para completar su misión.

Tuvo dos hijos con su esposa, aunque ambos murieron, y ella también. Tras varios años se casó de nuevo en Birmania, tuvo cinco hijos. Tras treinta años sin volver a EEUU, deciden viajar por recomendaciones médicas, ya que su esposa estaba gravemente enferma, pero muere. Ya no se sentía en casa en su propio país, así que poco tiempo después se casa nuevamente y junto con su esposa continúa su misión en Birmania y tienen una hija.

Años más tarde, con la edad de 61 años, cae otra vez enfermo, y en un viaje en barco muere y es sepultado en el océano.

"Sé agradecido por lo que tienes, sé agradecido por lo que has vivido hasta aquí, sé agradecido por lo que has perdido… ¡Wow!"

Me parece una vida durísima la que llevó Judson, enfrentándose continuamente a la muerte, al dolor, al sufrimiento, a la soledad… tuvo muchos momentos en los que pudo haberse rendido, pero Dios siempre estuvo ahí, dándole fuerzas para continuar. En esta predicación, se nos dijo que en medio del sufrimiento y a punto de perder la visión, Dios confrontó a Judson mientras este no veía salida de su dolor por tanta pérdida y tantas batallas. Dios le habló diciéndole (parafraseando): Sé agradecido por lo que tienes, sé agradecido por lo que has vivido hasta aquí, sé agradecido por lo que has perdido… Wow, a medida que yo iba escuchando la predicación, mi corazón se iba haciendo cada vez más pequeño, se me recogía todo por dentro, me sentí tan identificada.

"Estoy aprendiendo a ser agradecida por lo que Dios está permitiendo en mi vida"

Sé que mis pruebas y batallas no se comparan a las que experimentó este gran hombre, pero Dios me decía: has tenido que pasar por ellas y han sido necesarias para que llegues a ser como quiero que seas, para cambiar tu carácter y manera de pensar, de hablar, de actuar… Han sido necesarias para que cuando te encuentres delante de una prueba aun mayor sepas qué hacer y cómo hacerlo, dependiendo de Mí y confiando en mi propósito. De en medio de las pruebas he salido purificada, ha salido purificada mi fe, quitando todo aquello que me lleva a dudar de mi Dios y de sus planes.

Estoy aprendiendo a ser agradecida por lo que Dios está permitiendo en mi vida, por dejarme pasar por situaciones que me duelen o que no me agradan ni entiendo, por concederme purificar mi fe delante de Él, por tenerme en cuenta para un propósito que no soy capaz de imaginar.

Creo que Judson el día que decidió embarcarse para hacer el propósito de Dios nunca imaginó la trascendencia de su decisión y del fruto que dejó al sembrarse y morir en esa tierra. Fue el primer hombre que tradujo el Evangelio a birmano, realizó el primer diccionario birmano-inglés, pero eso no fue lo más importante, lo más importante es que logró el propósito de Dios llevando las Buenas Nuevas y la Salvación a miles de personas en ese país, hasta el punto de entregar su vida. ¿Dónde consiguió su recompensa? En lo Alto.

¡Oh, Señor! Ayúdanos a darte gracias por todo, por lo bueno y por lo no tan bueno, por tu camino estrecho, por tu propósito. Yo también quiero dejar este legado, que el día que me vaya contigo, me haya ido cumpliendo Tu Propósito, y que los demás me recuerden así.

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