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  • jonatan141

Agua

En el mundo en el que vivimos el agua es un recurso de vital importancia. Es necesario para la propia existencia del ser humano y por supuesto para todo lo que nos rodea. El 70% de la superficie de nuestro planeta es agua, quiere decir, que si dividiésemos la superficie terrestre en 100 trocitos iguales, 70 serían puramente agua. ¡Se trata de una cantidad muy sorprendente! Fijándonos en nuestros propios cuerpos, más del 50% de todo nuestro peso es agua. El agua es un recurso que utilizamos para la mayoría de las cosas necesarias de cada día y si tuviésemos escasez de la misma tendríamos serios problemas globales. Además, se dice que una persona puede sobrevivir sin comida cerca de un mes, pero sin agua no podríamos soportar ni siquiera una semana. Luego efectivamente en el día a día de nuestras vidas el agua emplea un papel muy importante.


En Juan 7:37 dice Jesús:

“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.”


Todos necesitamos beber y necesitamos beber de la fuente correcta, de aquella fuente que realmente nos satisfaga porque nos aporta lo que realmente necesita nuestro cuerpo.


Dice Jesús en Juan 4:14a

“Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás...”


El ser humano siempre ha necesitado y necesita satisfacer la sed, no sabemos como lograrlo y vamos (desgraciadamente) probando distintas soluciones que hagan que nos podamos sentir

mejor (relaciones, trabajo, estatus, dinero, reconocimiento, fama, familia, drogas...), pero Dios promete en su Palabra que si vamos a Él nunca más tendremos sed. No necesitaremos seguir

buscando otras fuentes. Él es la fuente de vida eterna. Podríamos pensar que entonces una vez que bebo de esta preciosa agua ya se solucionan todos mis problemas. Nada más lejos de la realidad. A veces puedo llegar a pensar que cuando me encuentro bien y estoy fuerte no tengo necesidad alguna de beber agua, pero me estoy equivocando, si continuo más tiempo sin beber regularmente agua, volveré a experimentar la sequía y empezaré a secar lo que hay a mi alrededor.

Las demás fuentes nunca van a satisfacer nuestra sed; el agua que Dios nos ofrece sí, pero necesito ir a beber. Esta agua, acabamos de leer, solo lo podremos obtener en Su Presencia (Ven a mí). Necesitamos cada día ir a Aquel único que puede llenar todo nuestro ser. Los médicos recomiendan que bebamos agua aun cuando no tenemos esa sensación de sed. De echo, cuando sentimos sed es porque ya hemos perdido más del 1% de agua en el cuerpo. No podemos

esperar a experimentar la sed para acudir a beber, de lo contrario, ya vamos tarde. Esto a mi me ayuda a detectar cuando me he relajado buscando la presencia de Dios. En Su presencia es donde vamos a poder recibir consuelo, corrección, aliento, guía, instrucciones, visión, un abrazo...

Él es Padre perfecto y en esa Paternidad, al igual que un padre, siempre quiere lo mejor (lo necesario) para sus hijos. Está deseando que le busques con pasión. Ahora, Dios es tan generoso que no se queda en darnos agua.

Él dice en Juan 4:14b

“... sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna”


Esa agua que Dios nos da no solo nos va a satisfacer por completo, sino que además debe convertirse en un manantial para los que nos rodean. Dejaremos de vernos solamente a nosotros y nuestros problemas, y comenzaremos a dar a los demás de lo mucho que hemos recibido, y seremos de bendición para muchos. Hablaremos sin cesar de Aquel que nos ha dado VIDA en plenitud.

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