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CONTENTAMIENTO

Foto del escritor: Iñaki LapetraIñaki Lapetra

En estos días de verano es habitual pasar episodios muy calurosos. Hace poco, un pintor me comentaba que tiempo atrás, pintando una fachada exterior a 40ºC al sol, le dio un golpe de calor. A los pocos días, un compañero de trabajo, se quejaba de que hacía calor en el taller, y estábamos a 28ºC y a la sombra. Le conté este ejemplo para animarle de que mirara el vaso medio lleno en vez de medio vacío y que fuese agradecido con el lugar de trabajo que tenía. Este fin de semana pasado estuvimos en Galicia. Previendo que iba a hacer días nublados y unos 22-25ºC de temperatura, y con el fin de aligerar el equipaje, decidí no llevar bañadores ni toallas. Para mi sorpresa, hizo algo más de temperatura de lo esperado, y el sol predominó sobre las nubes, lo que hizo que se pudiera disfrutar de un buen rato de playa. Lo sorprendente para mí no fue solo el tiempo (por experiencia de años anteriores), sino que la playa estuviese llena de personas. El mismo día (25ºC con intervalos nubosos) haría que cualquier piscina de Pamplona estuviese medio vacía. Se lo comenté a un gallego, a lo que me dijo que la humedad ambiente ayudaba a que fuese más agradable la estancia en la playa a pesar de no ser altas temperaturas. Y por otro lado, como no es habitual días tan buenos, pues había que aprovecharlo. Esto me hablaba al corazón sobre una palabra tal vez no muy bien vista hoy en día, pero muy útil en la vida si es bien entendida: el CONTENTAMIENTO.

 

El contentamiento no significa complacencia, resignación o estancamiento, sino más bien un profundo gozo y confianza que proviene de descansar en la bondad y fidelidad de Dios. El apóstol Pablo fue alguien entrenado en el contentamiento. A pesar de haber crecido según lo que este mundo valora en la abundancia material, de conocimiento, poder… al tener un encuentro personal con Jesucristo, todo esto lo tuvo por basura, dejándonos un profundo secreto:

 

“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Timoteo 6:6).

 

A lo largo de sus cartas escritas a los cristianos de su época podemos aprender cómo pudo descubrirlo, y si seguimos estos pasos, alcanzarlo también:

 

1. Da gracias en toda ocasión: no es cuestión de emociones o sentimientos, es cuestión de obediencia: Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:18)

2. Descansa en la perfecta voluntad de Dios para cada uno de sus hijos. En este sentido, hay un versículo en la biblia que es todo un agarradero firme para cualquier circunstancia que nos ocurra: Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan. (Romanos 8:28 TLA)

3. Aprende a estar satisfecho con lo poco: “nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.”  (1 Timoteo 6:6-8)

4. Aprende a vivir por encima de las circunstancias de la vida: Pablo no encontró placer en el dolor mismo, pero en el poder de Cristo que fue manifestado a través del dolor en tiempos de debilidad, persecuciones y angustias. Nosotros también deberíamos de encontrar deleite en el poder de Cristo durante tiempos de dificultad. (2 Corintios 12:9-10)

5. Aprende a depender en el poder y la provisión de Dios. El apóstol Pablo escribió, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13); y Jesús mismo dijo que nunca nos dejaría ni nos desampararía (Hebreos 13:5).

6. Ama tu próximo. Jesús nos enseñó que es mas bienaventurado dar que recibir, y que el termómetro de nuestro amor a Dios encuentra su medida en nuestro amor al prójimo. “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”.(Filipenses 2:3-4)

 

Que como Pablo, pueda vivir contento con el camino que Dios pone delante de mis pies cada día. ¿Cómo? Por lo que hemos aprendido a los pies del calvario; por lo que hemos aprendido de su carácter inmutable en el evangelio. Él es bueno; Él es digno de confianza; Él está en control; ¡Y Él está de nuestro lado siempre! Un día, Dios limpiará cada lágrima, un día ya no habrá más muerte, ni lamento, ni llanto ni dolor. Veremos que las primeras cosas pasarán y nos regocijaremos mientras Dios hace todo nuevo. Con esa esperanza en mente, ahora enfrentamos esta leve tribulación momentánea que produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, y  sabiendo que nuestras aflicciones presentes no son dignas de ser comparadas con la gloria que nos será revelada.

1 Comment


Sara Garcia De Oliveira
Sara Garcia De Oliveira
Aug 05, 2024

¡Muchas gracias!

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