Últimamente, en la consulta médica externa al centro en la que atendemos a diferentes pacientes, nos está tocando ver a muchos menores con problemas de comportamiento en casa. Hace un tiempo, un padre afirmaba con tristeza que las cosas estaban muy difíciles para nuestros hijos y que veía que era una ”generación rebelde” la que se estaba levantando. Con dolor aceptaba que era “irremediable” esa rebeldía.
Hace unos pocos meses nació nuestro tercer hijo, y como madre estos problemas de conducta
en la crianza de los hijos me generan una profunda preocupación. Me pregunto cómo una
criatura tan deseada y amada que inspira tanta ternura y amor puede convertirse, en un
futuro, en una fuente de dolor inmensa para sus padres por su conducta. Me impresiona ver
como personas con toda clase de formación, educación, estrato social, personas honestas en
sus trabajos, incluso líderes en sus iglesias no saben cómo hacer para que sus hijos adolescentes, incluso en edades más tempranas les obedezcan. Como describen en muchos casos el paso de un niño adorable a un hijo que les hace vivir un verdadero infierno en sus propias casas. Muchos han tirado la toalla, y creen que es casi imposible vivir los principios de Dios en la crianza.
Vivimos en un tiempo donde los cimientos de la educación se están tambaleando. Ya no hay cosas "buenas" o "malas", todo depende de "cómo te sientas" haciéndolas. Nos vemos influenciados muchas veces por la crianza que hemos recibido, algunos con padres muy estrictos y por eso pensando que lo mejor es una democracia en casa, otros sin embargo, con padres ausentes, violentos etc. no queriendo parecernos a ellos pero descubriendo con dolor que sin la ayuda de Dios nos sale lo mismo. Ya no parece bueno ni correcto corregir a nuestros hijos, es mejor que tomen sus propias decisiones desde temprano para que puedan ser libres y “autónomos” dicen. Me pregunto qué se entiende por libre, cuando luego las consultas de psicólogos y psiquiatras están llenas de menores que no saben gestionar sus propias emociones, que no toleran la mínima frustración, atados a juegos, móviles… y a muchas otras cosas más. Algunos con miedo a la reacción de sus hijos si les dicen algo.
"Dios ha dejado en su palabra instrucciones concretas para la crianza de nuestros hijos"
En ocasiones hemos oído que los hijos no nacen con un libro de instrucciones y que casi es inevitable tener dificultades con ellos conforme crecen. Pero esto no es cierto para los creyentes. Dios ha dejado en su palabra instrucciones concretas para la crianza de nuestros hijos, principios que son infalibles, que no varían según las modas, corrientes de este mundo, que no dependen de nosotros, de nuestras emociones, modo de ver la vida, educación que hemos recibido etc. Gracias a Dios por su palabra que es viva y eficaz y nos guía en esta labor tan valiosa. Le pido a Dios que nos ayude como padres a no errar en esta labor tan importante.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino” Salmo 119:105
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