top of page
Buscar
  • Foto del escritorMaria Garzón

Cuestión de prioridades



Una vez escuché decir a un entendido que la tierra está siendo impactada continuamente por cientos de meteoritos que en sus recorridos se cruzan con ella. Sin embargo este hecho no llega a tener consecuencias sobre nosotros porque, gracias a la atmósfera, la mayoría de ellos, los de menor tamaño, son desintegrados y no alcanzan la superficie terrestre. Otros de mayor tamaño impactaron, y han dejado huellas de cráteres que impresionan nuestra vista y nos hacen sentir un leve escalofrío por la sensación de nuestra pequeñez combinada con la enorme realidad de un diseño tan protector, tan medido, tan previsto por alguien mucho mas grande y poderoso que nosotros..

En ocasiones, hablando con alguien muy cercano suelo usar la expresión : “ Hoy tengo lluvia de meteoritos” porque noto decenas, a veces “cientos” de pequeñas rocas dirigirse hacia mí a toda velocidad queriendo impactarme y desviarme de mi “órbita”. En estos últimos días he vivido algunas situaciones personales que me han impactado de forma especial. Ninguna de ellas eran situaciones que hubiese elegido atravesar sin embargo en medio de ellas me venían insistentemente unas palabras:


“Enséñame de tal modo a contar mis días que traiga al corazón sabiduría”


Este proverbio de la Biblia, fue escrito por un rey que pudiéndosele conceder cualquier deseo pidió a Dios sabiduría para acertar en el cuidado de su reino, para hacerlo bien con los que se le habían encomendado bajo su autoridad. Este rey fue Salomón y estas palabras me hablaban del corazón de un hombre cuya sabiduría comenzó en reconocer que dicho don no estaba en él, sino que le tenía que ser dado por el que sí lo tiene, Dios mismo. También me recordaba que el corazón se puede llenar de Sabiduría , se puede desarrollar si le escucho para aprender, si le ruego con toda mi pasión que me enseñe a ver la vida cómo Él la ve, a concebir mi tiempo, mi ocupación, mi propósito en esta vida como es en realidad, como Él lo ha diseñado. Ciertamente el hombre es muy fácil de engañar. Podemos contar nuestros días a nuestra manera, planificando y organizando nuestro futuro como si fuera nuestro, como si fuera para nosotros, sin ser conscientes, por ejemplo, de esos múltiples impactos diarios que ponen en peligro nuestra “pequeña” vida o de esa inmensa capa protectora “invisible” pero vital de la que dependemos. En estos momentos de “impacto” agradezco infinitamente a Dios varias de sus verdades:

  • Su capa protectora, su cobertura, invisible pero poderosa y eficaz que sólo permite que pase aquello que puedo soportar.

  • Agradezco además que Él se quede conmigo para soportar dicho impacto, lo ha prometido y lo cumple siempre. Esto supera cualquier compromiso de amor que yo pueda hacer jamás y produce en mí un impacto mas sobrecogedor todavía.

  • La Sabiduría de su Palabra que me habla siempre la Verdad. Que me enseña a medir la vida como El dice, como es en realidad. Me enseña que aunque a mí me parezca que tengo mucho tiempo por delante en realidad mi vida dura lo que dura la hierba y su flor. Lo que dura el tiempo de esa mariposa que muere a las 24 horas de nacer, aunque ella, si pensase, pudiera querer hacer planes de futuro.

Al final de sus días, el mismo Salomón, sabio e inmensamente rico, aconsejaba con total convicción a otros:


“Sabiduría ante todo, adquiere Sabiduría y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”

Proverbios 4:7

“Teme a Dios y obedece su Palabra porque esto es el todo del hombre”

Eclesiastés 12:13


Hace mas de 30 años que experimenté el impacto de conocer a Jesucristo y su Palabra. Tan real y vivo como lo está hoy mismo. Tan cerca como en mi propio corazón, tal y como Él prometió y ha cumplido cada día:


“Daré mi Palabra en su mente y la escribiré en su corazón, y yo seré a ellos por Dios y ellos me serán por pueblo”

Jeremías 31:33


Él intervino y nunca más fui la misma. Con los años, cada vez he sido más consciente del gran privilegio recibido y de mi propia indignidad al poder disfrutarlo. No solo puedo vivir con visión y protección sino con su Poder para hacer lo que Él me dice. Lo he experimentado a nivel personal y también he podido ser testigo de ello en numerosas y diferentes personas en este Centro. Hemos aprendido que las marcas de las heridas en nuestras vidas están determinadas no tanto por la intensidad del impacto acontecido sino por mi respuesta al mismo, mi forma de reaccionar. Y que dichas marcas sólo cicatrizan bien si respondo como Jesús me dice, a su manera, aprendiendo de Él: Perdonando, compartiendo el bien recibido, soportando…

Hemos comprobado lo que Él está buscando: corazones humildes en los que poder derramar su Sabiduría, tan necesarios en estos tiempos de tanta arrogancia y confusión.

614 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page