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  • Foto del escritorStella Montes

El saqueo de la esperanza

Conozco la historia de un hombre que perdió a su hija. Él estaba muy cerca de Jesús, viendo Su poder sanador en directo cuando recibió, como un mazazo en su alma, esta noticia “No molestes más al maestro, tu hija ha muerto.”(Lucas 8)

Conozco la historia de una mujer que perdió a su hermano y en su corazón decía: “… esto ha sucedido porque Jesús no estaba aquí...” En cuanto pudo le dijo frente a frente “Si tu hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto.”(Juan 11)

Hay ladrones de esperanza que vienen como emisarios de incredulidad, con lógicas punzantes que se clavan dentro. Refuerzan sentimientos de abandono y frustración. Inyectan su veneno con mentiras:


“Estas molestando a Dios con tus cosas. Déjalo ya, no insistas más.”

“Si Dios quisiera ayudarte lo haría… se ve que no quiere.”

“Mira, a los demás Dios ayuda, contigo no funciona… tu no importas realmente.”

“Hagas lo que hagas… no va a cambiar tu realidad, ya no merece la pena nada.”


Estos ladrones buscan que sólo veas tus circunstancias y sólo te mires a ti. Consiguen atarte de pies y manos, quitarte toda defensa y vendarte los ojos para así tener vía libre, robarte la verdad y con ella la esperanza. Desvalijados de esperanza perdemos la motivación y las fuerzas para luchar.


Jesús dio instrucciones para frenar el saqueo de esperanza.

Quítate la venda de los ojos, y mira ahora en esta dirección, fíjate en Jesús, abre tus oídos. Suelta tus ataduras con la verdad. Puedes dudar de ti, pero no dudes de Dios. Es necesario descubrir cómo cortar el camino a estos ladrones.

Jesús dio instrucciones para frenar el saqueo de esperanza. ¿Quieres recibirlas tú también? A este padre, llamado Jairo, y a estas mujeres, llamadas Marta y María les dijo:


"No temas, cree solamente"

"¿No te he dicho que si crees verás la Gloria de Dios?"


Los evangelios nos enseñan el corazón de Dios en Jesús. Podemos descubrir cómo es Dios. Él no tiene nada que ver con nuestras suposiciones. No conocemos a Dios. Y cuánto más crea que ya le conozco, menos posibilidades tengo de conocerle de verdad, como Él es.

Dios se deleita teniendo misericordia… Jamás le molestó ninguna petición de ayuda, disfrutó y disfruta con cada una de ellas.

Dijo claramente: EL QUE A MÍ VIENE YO NO LE ECHO FUERA.

No hay rechazo en Dios. Jesús viene a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lo arruinado, sin remedio humano. Se compromete: Pide y recibirás. Búscame y me encontraras. Llama a mi puerta y te abriré. Llámame, pídeme ayuda y yo te responderé, te enseñare lo que necesites saber en este momento.

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