El pasado 1 enero estaba mandando saludos y deseos de un feliz año a conocidos y familiares, y dentro de mi había un montón de pensamientos encontrados. Me sonaba mas hueco que nunca ese “feliz año”. Los deseos de un feliz año son sinceros, y los propósitos para conseguirlos también, pero…. todo lo que se ve, todo lo que se oye, parece ahogar cualquier atisbo de esperanza para un nuevo año.
Vez tras vez, empezamos el año con el mismo entusiasmo y la fuerza con que sale el champan de una botella agitada, con fuerza, con determinación, solo para ir perdiéndola con el trascurrir del tiempo y de los días. Nuevo año, nuevo comienzo, nuevos propósitos, una esperanza de que las cosas cambien. El comienzo de año está lleno de propósitos y deseos para alcanzar esto. Nos marcamos objetivos, propósitos, solo para llegar a fin de año y darnos cuenta que en la mayoría de los casos la felicidad se nos ha escapado entre los dedos y que pasamos nuestra vida detrás de algo que parece inalcanzable. Como seres humanos tenemos un instinto interior que persigue la felicidad, este “feliz estar”, pero con el correr del tiempo, vamos experimentado lo truncados que se quedan los propósitos humanos por conseguir esto. El ser humano es el mismo desde el principio de los tiempos, y ya en los tiempos en los que Jesús caminaba por esta tierra, los corazones perseguían ese estar bien. Era otra cultura, otros tiempos, otras circunstancias, pero la necesidad era la misma, el mismo deseo profundo en el corazón del hombre. ¿Cuál es el secreto de la felicidad?
En realidad Dios se encargó de revelarnos ese secreto a voces… Un día cuando Jesús iba caminando, la gente se agolpaba a su alrededor en busca de este bienestar, de esta felicidad, buscando a Jesús para que cambiara sus circunstancias, para poder estar bien. Y es ahí cuando Jesús se subió a un monte y comenzó a decirles el secreto:
Bienaventurados, felices, dichosos…. los que lloran, los perseguidos, aquel cuyo pecado ha sido perdonado. ¿Te imaginas el momento? Imagino a todos perplejos, me imagino sus pensamientos… "pero yo venía a Él a que me ayudara frente a los que me persiguen", "pero yo venia a Él por el llanto de mi corazón"… me los imagino con el corazón devastado ¡Estaban acudiendo a Él para ser librados del sufrimiento! Y estaban escuchando algo, que no apetecía mucho oír. Sin embargo Dios les estaba dando la llave misma de la felicidad. Les estaba dando otra perspectiva.
Dios es bueno y es bueno siempre, aunque a veces nos diga algo diferente a lo que deseamos oír.
No se si hay panorama peor que el de las bienaventuranzas, llorando, hambrientos, perseguidos, aborrecidos... y es que creo que Jesús tenía un especial interés en hacerles y hacernos entender que nuestro bienestar no depende de las circunstancias, depende de Él. Necesitamos esta perspectiva, esta forma de ver por encima de las nubes, porque sino… ¿En qué cabeza cabe que llorando pueda ser feliz, o que es más feliz el que da que el que recibe? En un mundo en el que todo apunta a buscar la promoción personal, en el que el orgullo es un valor importante y la humildad es una debilidad, ¿Cómo me puedes decir que felices los humildes? Pues porque esa felicidad no depende del que llora sino del que le consuela, no depende del que se humilla, sino del esta cerca del humilde, Jesucristo mismo. Nuestra plenitud, nuestro bienestar, nuestra paz en las tormentas, nuestro gozo cuando algo se tambalea solo puede venir de El, que está por encima de todas la cosas.
Mi bienestar es estar cerca de El
Realmente Dios quiere intervenir en nuestras circunstancias y cambiarlas, quiere cambiar nuestras vidas, y quiere cambiar nuestra mentalidad. Quiere darnos Su visión de las cosas. Yo necesito esto, mas que el aire que respiro, necesito su mentalidad para todo. No puedo tener un año nuevo con la mentalidad vieja, ni con la vieja manera de ver las cosas.
"Padre como te pido para este año
Una mentalidad nueva, la tuya
Una visión nueva, la tuya,
Un propósito nuevo , el tuyo,
Un gozo nuevo,
Una fuerzas nuevas,
...
Necesito lo tuyo"
Amén!!, gracias Rebeca! Que gran verdad! Son palabras que traen esperanza al corazón.... Sois un regalo y una bendición de familia.
Muchas gracias Rebeca por compartir esta verdad tan tremenda y poderosa de una manera tan sencilla y preciosa!
TODA nuestra felicidad y propósito en esta vida depende únicamente de Aquel que nos hizo exclusivamente para Su Gloria y Majestad, nuestro mayor Tesoro, ¡JESÚS!🙌
Dios te bendiga a ti y a tu esposo Enoc y a toda tu familia por tan buen ministerio y ejemplo de vida de Evangelio para todos nosotros!!
Gracias Rebeca por compartir. Dios es grande y hace grades cosas
Muchas gracias Rebeca , me ha encantado leerlo y recordarlo. Gracias por ser ejemplo tu y familia de vivir en esta realidad, junto con cada responsable que vive en Vida Nueva. Sois una bendición.
Hola Rebeca!!!! Me ha encantado tu pensamiento... ¿Podría compartirlo en el boletín de mi iglesia? Tenía ganas de comunicarme contigo... hace un tiempo viniste a mi memoria, compartimos cartas en nuestra adolescencia... y en mi ultima mudanza vinieron a mi mente algunas de las cosas que me hiciste llegar por carta... Me alegra ver que estás entregada al Señor y comprometida con su servicio. Todo un ejemplo para mí. Un abrazo fuerte. Bendiciones mil.