Solo con ver las noticias, escuchar la radio o leer el periódico durante un momento nos podemos dar cuenta de que vivimos rodeados de muchísimos problemas, llenos de malas noticias. Tampoco necesitamos mirar muy lejos para darnos cuenta de que esas malas noticias que escuchamos de otros y en otros lugares también podríamos estar viviéndolas en nuestras propias carnes.
Escuchamos de guerras, hambre, muerte, pobreza, violencia, injusticias… cuando las leemos nos indigna, incluso a veces no somos capaces de seguir leyendo porque hiere nuestra sensibilidad, pero lo cierto es que en la mayoría de los casos después de un tiempo los acabamos olvidando.
A todos nos gustaría que las cosas en nuestro entorno y en nuestras propias vidas fueran siempre bien, pero...
El otro día yendo en coche estaba escuchando la radio y hablaban de cómo dos hijos menores de edad habían acabado con la vida de su propia madre. Como suele ser habitual en estos casos la familia estaba en shock. Esta mala noticia quizás ya no nos quedé a algunos tan lejos como los anteriores. Yo recuerdo cuando tenía esa edad cómo por la situación de rebeldía que vivía con mis padres, muchas veces ante la impotencia, ira y frustración ideas horribles pasaban por mi cabeza.
A todos nos gustaría que las cosas en nuestro entorno y en nuestras propias vidas fueran siempre bien, pero creo que si realmente nos examinamos podemos ver que de dentro de nuestro propio corazón, aun queriendo hacer las cosas bien sale la maldad.
En Marcos 7:21-23 dice:
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
No ha habido, ni habrá ningún mayor bien para cada uno que Jesucristo
A veces ocurre que preferiríamos escuchar otras cosas en lugar de la verdad y nos mentimos a nosotros mismos diciendo que cada uno tiene su propia verdad, de esta manera hacemos lo que nos conviene y evitamos enfrentarnos a nosotros mismos. Pero necesito decir que ante las malas noticias y la cruda realidad de nuestra propia incapacidad de hacer lo bueno existe La Gran Noticia. La Gran Noticia es que Jesús fue real. No ha habido, ni habrá ningún mayor bien para cada uno que Jesucristo viniese a esta tierra, caminase y muriese en la Cruz. Él murió por la condena que merecíamos y resucitó dándonos con Él el poder de vivir libres de todo lo malo que llega a salir de nuestro corazón y puede arruinar nuestras vidas y de los que nos rodean. Esta Gran Noticia no solo es para nuestro propio bien porque siendo transformados podremos, ahora sí, hacer el bien a otros de corazón. Podremos esforzarnos por el bien de los que nos rodean y ser beneficiosos para nuestras familias, trabajos, entorno y para la sociedad en la que vivimos; ya no mirando por lo nuestro, no de una manera altruista nada más, sino preocupándonos por el bien real de los demás.