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  • Foto del escritorMargarita Montes

La travesía de la vida

Hacer la travesía de la vida, es todo un viaje que dura unos 80, 90 años, más menos. Si no es interrumpido por algo. Si estos años los vivimos a nuestra manera, solo con las opciones que ven nuestros ojos, con la tradición de este mundo, con las posibilidades con las que hemos nacido, etc. Resulta que la vida entonces es una cuestión de suerte. Como un juego de azar destinado, tarde o temprano al fracaso. Puede que alguien se libre por los pelos de la mala suerte terrenal, pero la siguiente generación seguro que algo tendrán que lamentar.

Muchas veces he oído comentarios como estos: "¡Qué mala suerte tengo! Todo me sale mal." Conozco personas que parecía que todo les iba bien y de ocupar un puesto importante en una empresa, de pronto, les comunican su cese. Galantemente le comunican que sus servicios ya no le son necesarios en la empresa. Aun habiendo dado estas persona lo mejor de su vida a dicha empresa, muchos años de su juventud, y habiendo siempre mirado por ella. Caen con fuerza del círculo privilegiado en que se movían, ellos y toda su familia. Desde ese momento la vida dejó de sonreírles, más parecía que se reía de ellos. El mundo se les había caído encima, la suerte les había abandonado.

Pero qué diferente es la vida cuando Dios en su misericordia, sale a nuestro encuentro y nos dice: “Déjalo todo y Sígueme”. Y descubrimos que Dios es real, más real que el aire que respiramos. Desde ese momento la suerte se aparta de nosotros, Y Jesucristo ocupa su lugar y Nos da un propósito de vida. El honor de participar en sus negocios. Ya todo está bajo control. Nada pasa porque sí, todo tiene su por qué y su para qué. Con la promesa de que si me fío de Él, todo me ayudará para bien. Ahora hay otra lógica que no se ve, otra forma de vivir muy diferente a la natural de este mundo. Otra realidad. Otra forma de pensar. El Todopoderoso me está cubriendo en todo mí caminar, vivo confiado, oyéndole dirigir mis pasos, sin temor del mal, porque ahora sé que sus Caminos son más altos que los míos, así como los Pensamientos de Él son mucho más elevados que lo míos. Y son los que quiero y elijo caminar. Cuando comienzo a conocer al que me llama para que le siga, y veo que me ama sin merecerlo, y que saldré más que vencedor en todas las situaciones que Él me permita atravesar. ¡Qué diferente es la vida! ¡Cómo cambia todo y todo cobra sentido! Entonces Él nos lleva de gloria en gloria. De triunfo en triunfo En el día malo y en el día bueno, todo es para ir mejorando. Y parte de un propósito eterno. Cada vez hay más claridad, como le ocurre a luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. Adiós soledad, adiós tristeza, adiós fracaso, adiós confusión. ¡Adiós mala suerte! ¡Sé muy bienvenido a mi vida Dios de mí salvación! Que de oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven, has cambiado mi vida por dentro y por fuera. Has cambiado mi lamento en baile. Ya no quiero vivir sin ti. Tú ahora le has dado sentido a mi existencia. Mucho más hermoso del que perdí.

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