Cuando Dios nos dio la promesa de que seriamos padres la recibimos con mucha ilusión y expectativa, aunque se hizo esperar un poquito más de lo que pensábamos. Casi cuatro años pasaron hasta que llegó el gran día que mi esposa me dijo que estaba en embarazo. Aun siento esa sensación de alegría que me recorría todo el cuerpo y así empezamos a preparar todo poco a poco hasta que el 21/7/2021 nació nuestra hija Abba Victoria y como se pueden imaginar estamos felices.
Las primeras semanas de nuestra hija la llevábamos en brazos casi todo el día para que no llorara, algunas veces debido a los cólicos y otras sin conocer la razón. Por la noche recorría toda la casa hasta que se dormía. Si la acostaba y se despertaba de nuevo volvía a empezar el recorrido hasta que se volviera a dormir. A veces resultaba agotador. Tenemos una hamaca que nos regalaron y cuando la pusimos en ella no le gustaba nada, lloraba y se revolvía hasta que teníamos que cogerla para que se calmara.
Un día estábamos haciendo la compra y todo bien con la niña en brazos, cuando ya nos íbamos y la pusimos en el cuco del coche empezó la llorera porque no le agrada demasiado estar ahí, así que tuvimos que esperar bastante tiempo hasta que se calmara y al final pudimos salir.
Cuando mi esposa se quedaba con la niña tampoco podía hacer sus quehaceres, incluso a veces comía o cenaba cuando llegaba yo a casa y cogía a la niña... Así pasaban los días y nosotros sin saber muchas cosas, aunque muy felices y contentos nos chocamos con esta Palabra:
Proverbios 29:17
Disciplina a tu hijo y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.NEV
Corrige a tu hijo y vivirás tranquilo, te colmará de satisfacciones. RVL
Estos versículos se hicieron reales cuando hablando con amigo me preguntó qué tal con mi hija. Le conté todo lo que he dicho antes, él se sonrió y me dijo que con sus hijos no lo había hecho así. Empezó a darme visión y por entresacar una cosa de todo lo que hablamos es que Abba Victoria tiene en su pequeño cuerpecillo un carácter y una personalidad que se está formando en ella y esto tiene que desarrollarse en la disciplina del Evangelio, no en su opinión. Escuchando muy atento, mis ojos estaban como platos y mi cabeza echando humo. Seguidamente de darme la visión se la transmití a mi esposa y a su vez se la transmitimos ambos a Abba Victoria, le dijimos que a partir de ese momento le íbamos a enseñar a obedecer y a entrar en la disciplina de la Palabra. Lo primero que hicimos fue que después de darle de comer la sentamos en la hamaca y le dijimos que tenía que esperar hasta que sea el tiempo de atenderla, mi esposa y yo nos miramos y vimos que nuestra hija fue la primera en meterse en el entrenamiento, en la visión. Sigue pasando el tiempo y cada día estamos aprendiendo a conocerla mejor, si el llanto es de rabieta o por dolor de tripitas, o es que sencillamente quiere hacer lo opuesto a lo que le mandamos. La disciplina cubrirá todas estas necesidades y esto es un descanso. Esta disciplina y entrenamiento en la obediencia a la Palabra no es sólo para nuestra hija si no para todos en casa.
Nuestra hija tiene 4 meses y le queda todo por aprender y la verdad es que estamos sobrecogidos con nuestro Padre Celestial por enseñarnos la visión correcta que es Su palabra. Nos alegra saber que parte de ello es la visión que Dios ha dado a nuestros pastores de que quiere cambiar esta tierra en tres generaciones y para ello quiere contar con mi familia, pero depende de los principios en que nosotros vivamos y en los que criemos a nuestra hija, para que podamos ser útiles en sus manos y entrar también en esta promesa.
Gracias Dios por meternos en la “La visión correcta”