Hace unas semanas en la reunión semanal que tenemos el equipo médico, una compañera se sirvió un café en una taza con un rótulo que decía así “El tiempo de Dios es perfecto”. En el momento no le presté mayor atención pero en el viaje a recoger a mi hijo al cole en el cual me “da tiempo a pensar” esa frase que había leído tocó mi corazón y me decía a mi misma que “era cierto”.
Una semana más tarde hospitalizaron a mi abuelita en la UCI de manera inesperada por un infarto de corazón. Fui a verla antes del cateterismo que le iban a realizar. Nos habían informado del alto riesgo que suponía la intervención y la posibilidad de que ella no pudiera superar la prueba. Cuando la visité antes de la intervención, con mi “mente médica” que en ocasiones “me juega malas pasadas”, pensé que probablemente era la última vez que veía a mi abuelita con vida.
Al día siguiente el cateterismo salió bien pero esa misma noche recibimos una llamada avisándonos de que estaba muy grave, de hecho avisaron a los hijos que fueran a despedirse. Al colgar el teléfono, las emociones se agolpaban recordando tantos momentos entrañables con nuestra querida abuelita queriendo entristecerme. Nos pusimos a orar, mi amado esposo en su oración citó la misma frase que había visto una semana atrás en la taza de café diciendo que “los tiempos de Dios son perfectos y que nos poníamos de acuerdo con su voluntad fuera la que fuera”. A la hora, nos volvieron a llamar para decirnos que de manera sorprendente las constantes se habían estabilizado. Estos días atrás ha ido mejorando de manera asombrosa y ahora está en casa, se levanta sola de la cama y ha recobrado el buen ánimo que le caracteriza.
A veces, en el día a día, me descubro afanada con trabajo, planes, prisas… cuando realmente me doy cuenta de que no controlo ni un segundo del latido de mi propio corazón.
Quiero vivir confiada de que Dios tiene mi vida en sus manos y mis tiempos también.
Salmo 31:15 “en tu mano están mis tiempos”
Es verdad los planes de papá son perfectos y preciosos! Yo también quiero doblegar lo mío para confiar en él siempre.¡Muchas gracias por ésta preciosa carta!
Gracias Irma por abrir el corazón de forma tan sencilla y sincera y recordarnos que es Dios el que tiene el control de todas las cosas, aunque nuestra mente se afane continuamente. Muchas gracias!
Muchísimas gracias por recordarnos esta preciosa realidad!
Cuánto me ha bendecido esta parte de la carta:
"A veces, en el día a día, me descubro afanada con trabajo, planes, prisas… cuando realmente me doy cuenta de que no controlo ni un segundo del latido de mi propio corazón.
Quiero vivir confiada de que Dios tiene mi vida en sus manos y mis tiempos también.
Salmo 31:15 “en tu mano están mis tiempos"."
Estoy totalmente de acuerdo, yo también quiero vivir confiando y descansando por completo en Dios, quien es mi Padre y quiere lo mejor para mí, me cuida siempre y me ama. ¡Muchas gracias por esta carta! ¡Ha sido un regalo!