Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz, y sígame. Todo el que quiera salvar su vida, la perderá todo el que pierda su vida por causa de mi , la hallara
Mt 16;24-25
En estas navidades pasadas pude ver con mi familia una película donde uno de los protagonistas llegó al final de sus días habiendo perdido su salud, su familia… habiéndolo perdido todo por todas las malas decisiones que vivió de espaldas a Dios. De esta manera llegamos todos a Dios, unos hemos destrozado más y otros menos, dependiendo a que altura de la vida Dios nos halla encontrado. ¿Cuántos de nosotros en algún momento de la vida no hemos comprobado el fracaso al perseguir nuestros propios planes? Persiguiendo lo que la corriente persigue: posesiones, prestigio, placer... y de esta manera íbamos gastando nuestras vidas detrás de algo que no es eterno. Nuestros planes, nos llevan de continuo a equivocarnos, porque nacen en una mente centrada en nosotros mismos, alejada de Dios.
Cuando Dios nos encuentra así, nos coge, nos restaura y nos da un camino para caminar, un camino en el que Él ha preparado buenas obras para que hagamos. Esto es así siempre, nuestros planes son unos y los de Dios son otros, porque sus pensamientos no son los míos, sus pensamientos son mas altos, llegan mas lejos, son eternos. Cuando Jesús encontró a los que iban a ser sus discípulos los halló en sus propios planes, en sus obras, pero les llamó y les dio unos planes nuevos. A Pedro se lo encontró pescando, le llamó y preparó para él un camino lleno de buenas obras para que él las caminara, haciéndolo pescador de hombres. A Mateo se lo encontró en la mesa de los tributos, y este dejándolo todo (incluidos sus planes) le siguió. Cuando Jesús encontró a Zaqueo subido en ese árbol, las obras más conocidas de Zaqueo eran el robo y la extorsión, pero en el mismo momento en que Zaqueo tuvo un encuentro con el amor, el perdón y la salvación de Jesucristo, en ese momento dejó sus obras y empezó a caminar en las que Jesús había preparado para él. Empezó a hacer otras obras, devolvió por cuadruplicado todo lo que había robado.
Dios nos dice en la biblia que nuestro corazón es engañoso (Jeremías 17:9). Por lo tanto tenemos un peligro que es que a pesar de haber recibido una vida nueva y de haber sido restaurados, podemos ser engañados por nuestro propio corazón y acabar haciendo y viviendo nuestros planes.
Dios tiene unos planes preciosos para nuestras vidas, esto no significa que cuando me convierto o me vuelvo a Dios no ocurran cosas incómodas como un cambio de trabajo o de ciudad como le ocurrió a Pedro, pero si significa que al igual que Zaqueo, no podemos seguir haciendo las obras que antes hacíamos. No se trata de discurrir que buena obra puedo hacer para agradar a Dios, se trata de que con sencillez camine en las obras que Él ya ha preparado para mí. Quizás entre esas buenas obras esté el pedir perdón, o el humillarme ante un problema que no sé solucionar pidiendo ayuda, o quizás el escoger la segunda milla con alegría.
Lo peor de escoger nuestros planes, es que esto nos aleja de Dios y de su presencia. Dios dice en las escrituras:
Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz, y sígame. Todo el que quiera salvar su vida, la perderá todo el que pierda su vida por causa de mi , la hallara. Mt 16;24-25
Dios dice que solo lo vamos a poder ir en pos de él de una manera, negándonos a nosotros mismos, diciendo no a mi voluntad para coger la suya, tomando mi cruz, y haciendo morir ahí mis planes, mis deseos, mi opinión y siguiéndole.
Igual hoy es una buena oportunidad para que le entreguemos nuestros planes a Dios y cojamos los que tiene preparados para nuestras vidas. Estemos pasando días favorables o días de adversidad, si me acojo a sus planes seguro que Él me llevará a buen puerto, por que sus planes para mi son de bien y su voluntad siempre es buena, agradable y perfecta.