Tengo dos hijos pequeños que a veces me asombran con sus preguntas y necesito un tiempo para responder a algunas de ellas. Por las noches, solemos aprovechar el tiempo de acostarlos para leerles un cuento, hablar un rato con ellos del día y como madre es un tiempo que lo disfruto mucho. En esas conversaciones les surgen preguntas y comentarios que en muchas ocasiones me hacen saltar la risa, como con quién me casaré o qué zapatos me comprarás para mi boda, has conocido a alguien que se haya roto la nariz, etc. Pero a veces sus preguntas son más profundas.
mamá, ¿Qué es lo más importante en la vida?
Una noche mi hijo de 5 años me preguntó “mamá, ¿Qué es lo más importante en la vida?" Me quedé atónita porque no esperaba una pregunta tan profunda a esas horas y ante mi latencia de respuesta él me empezó a dar posibles respuestas. Desde pequeña he escuchado múltiples respuestas a esa pregunta, de muchas personas incluidas personas que me quieren mucho. Para algunos lo más importante es la familia. Otros me han dicho que lo importante es formarse, tener estudios para poder a acceder a buenos trabajos. Para otros lo importante es tener una buena economía para vivir una vida más cómoda y llena de caprichos. Sin embargo, otras personas creen que la apariencia es lo prioritario, invierten horas en el gimnasio y en hacer la compra para adquirir los alimentos “más saludables”. Vivimos en una sociedad donde lo importante es “uno mismo”: el sentirse uno bien consigo mismo, ser “libre para decir y vivir como quiero independientemente de las repercusiones que tenga en los que tengo cerca”, sufrir lo mínimo y obtener las cosas con el mínimo esfuerzo. En definitiva el importante o la importante es uno mismo.
Conocí la historia de un hombre que en la vida había prosperado mucho. Vivía “como quería”. Disfrutaba de toda clase de comodidades, vacaciones en lugares increíbles, incluso tenía una embarcación. Su querida hija muchas veces le compartía del amor de Dios, de muchas maneras, pero sobre todo con su cambio de vida y ejemplo. Pero él, desafortunadamente, estaba muy cómodo con su propia vida y rechazaba enfáticamente todo lo que pudiera tener relación con Dios. Sin embargo, de un día para otro, tras tener un problema de movilidad le diagnosticaron un tumor muy invasivo. Fue un proceso muy duro para él y su hija, donde poco a poco fue perdiendo capacidades y donde su cuerpo se fue deteriorando rápidamente, dejó de caminar, hablar... El proceso de la enfermedad duró menos de un año, en medio del dolor y la profunda necesidad, ya no importaban todos los bienes materiales, ni siquiera la nueva pareja que había conseguido… Después de años de siembra de su hija, se rindió a Dios, y Él pudo rescatar su alma del infierno para siempre. Quizás de otra manera, habría vivido muchos años y habría conocido a su nieto, pero se habría perdido para siempre en una eternidad sin Dios.
Dios mira más allá
Nuestros sentidos “nos gritan” que lo importante es invertir en esta tierra, estar cómodos, no padecer necesidades… pero Dios mira más allá y sabe que no todo termina aquí. Por eso nos ofrece algo distinto, vivir como Él opina. Poco a poco descubriremos esa vida abundante que Él tiene para cada uno de nosotros, y cuando llegue nuestro final aquí despertaremos a una eternidad plena.
¿Qué es lo importante? Para mí, vivir cada día cerca de este Dios que tanto me ama.
Gracias Irma por la luz que desprendes con estas palabras. Me han hecho ver ,que una vez más mi corazon se iba deslizando hacia esa oscura incredulidad. Reconozco que hasta aquí me ha ayudado Dios,y a provisto de todo lo necesario y no me ha faltado de ningún bien. Decir cómo Pablo, estoy preparado en Cristo para la abundancia como para la escasez,para el hambre como para estar saciado y en todo gracias a Dios.Gracias