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Foto del escritorPablo Paredes

Rayos X

Permítame hablarle de un invento que en lo personal, produce en mí un gran asombro. El misterio de los Rayos X. Ese curioso aparato que permite ver lo que no se ve, que permite detectar cualquier anomalía que a simple vista nos pasa inadvertida.


El 8 de noviembre de 1895 el científico alemán, Wilhem Conrad Rotgem descubrió lo que hoy conocemos como rayos X o rayos de incógnita, ya que en un principio no se supo porque se daba este fenómeno. Wilhem Conrad se topó con este tipo de rayos fluorescentes que chocaban, se

cuenta que su primera radiografía la hizo a la mano de su esposa, viendo los huesos de su

mano y su anillo de boda. Este invento fue un ¡boom!, revolucionó la medicina de la época.

Se abrió todo un horizonte. Tantas lesiones y enfermedades que hasta entonces solo se podían diagnosticar a través de sus síntomas, o por la intensidad de su dolor, ahora tenían un método veraz y eficaz para ser diagnosticadas. Aún a día de hoy, es una herramienta imprescindible para detectar y diagnosticar problemas de salud, que de otra manera sería muy difícil, sino imposible, diagnosticar.

Que necesario e imprescindible se ha hecho este aparato que ahora tan común y que tan sencillamente se usa.


Todo esto que podemos ver en el plano natural, es un reflejo del plano espiritual. A nivel espiritual nos movemos muchas veces como se movían en la época de Wilhem Conrad, intentando averiguar que sucede, guiándonos únicamente por lo que ven nuestros ojos, aventurándonos a diagnosticar situaciones por lo que se ve o se siente, ignorando por completo lo que ocurre en el interior. Hace cerca de 150 años Wilhem descubrió la manera de hacer un diagnóstico más exhaustivo y realista de los problemas de salud. Hace miles de años el Dios vivo y verdadero nos reveló en su palabra el mejor y más acertado método para diagnosticar y tratar cualquier problema o anomalía en el ser humano, ¡el único método!

Hoy en día nos encontramos con una sociedad enferma. Personas de toda clase social, raza y

cultura, doliéndose, llorando sus síntomas: depresión, violencia, turbación … hundiéndose

más y más en las consecuencias. Mirando solo lo que se ve, buscando una solución, sin poder encontrarla, llegando en el mejor de los casos tan solo a paliar sus síntomas. Dios nos ama, nos creó y nos conoce. Sabe todo del ser humano, lo que pensamos, hacemos y sentimos. Cuando Él nos mira, no hay nada que pueda esconderse de su mirada. Levantar la mirada a Él, es el comienzo de nuestra solución. Él no mira los síntomas, mira la raíz. Él ve nuestras vidas y realiza un diagnóstico acertado sobre cada una de nuestras realidades y aplica el tratamiento adecuado a cada una de ellas.


Si te encuentras entre estos que todavía no han conocido la sanidad del cielo, si estás viendo y

notando estos síntomas, acércate a Él.


Por que la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos;

y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los

pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4; 12


Dios conoce nuestra condición, pero al acercarnos a Él y su palabra nos hace conscientes a

nosotros de ella y de nuestro problema.


Problema: Me volvieron la cerviz, y no el rostro, y cuando los enseñaba desde temprano y sin cesar, no escucharon para recibir corrección. Jeremías 32 ;26


El principal problema del ser humano es que hemos dado la espalda a Dios, que no le hemos

escuchado, pero tenemos la imperiosa necesidad de volvernos a Él. Y es en esa vuelta a Él que Dios

empieza a obrar una sanidad preciosa. Cuando nos volvemos a Él, Él nos mira, nos ama y nos revela el problema. Dios hace un diagnóstico acertado sobre cada una de nuestras vidas y pone el tratamiento adecuado para poder ser sanados y restaurados. Necesito darle la razón, y aceptar su diagnóstico para empezar un proceso de restauración.


Diagnóstico de Dios: Toda cabeza está enferma y todo corazón doliente. Desde la planta del

pie hasta la cabeza no hay en el cosa sana sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están

curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Isaías 1:5


Su tratamiento: Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado y oraren y

buscaren mi rostro y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos y

perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14


Operación de Dios: He aquí yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelare abundancia de paz y de verdad. Jeremías 33:7


Dios tiene la sanidad que esta tierra necesita.

Dios tiene la sanidad que tu hogar necesita.

Él tiene la sanidad que tu vida necesita.

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1 Comment


Dario A
Dario A
Oct 08

Es verdad!!!!!!, gracias a Dios porque el conoce cada rincón de mi corazón, y por su Espíritu no deja que lo malo se esconda, sino que lo saca a la luz para ser tratado.

Cada día necesito está intervención!!!!


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